A ninguno nos gusta recibir correos de gente que no conocemos y que nos intentan vender algo. Y la razón es muy sencilla: nuestro cerebro lo interpreta como una interrupción, una molestia.
Entonces, ¿qué puedes hacer tú para redactar un correo a un potencial cliente que no te conoce y conseguir que quiera leer lo que escribes? Te lo cuento en el episodio de hoy.